Venezuela busca una reactivación económica a través del juego

En el país sudamericano los casinos están prohibidos desde que Hugo Chávez restringiera la actividad más de 10 años atrás. Ante la persistente recesión en el país, el sucesor en el gobierno, Nicolás Maduro, intenta darle un impulso a la economía mediante la reapertura de las salas de juego.

Ruleta detenida con la bola en el número 7.

Reabren 30 casinos en Venezuela. ©GregMontani/Pixabay

Reabren 30 establecimientos de apuestas

La perspectiva oficial del Estado venezolano desde la llegada al poder de la izquierda bolivariana ha sido muy crítica. El expresidente Hugo Chávez, en particular, se refirió numerosas veces a la industria del juego con palabras muy duras. Sin embargo, esta contienda estaba enmarcada en un conflicto de intereses marcado; hoy en día, las condiciones han cambiado y el gobierno puede acercarse al sector.

El presidente Nicolás Maduro ya ha anunciado la reapertura de 30 salas de juego en todo el país. Esto implicará una importante fuente de puestos de trabajo, así como un atractivo para los jugadores de la región, lo cual se traduce en un estímulo al turismo. Al menos un tercio de los casinos habilitados están emplazados en Caracas, la capital venezolana y la ciudad con mayor número de habitantes.

El proyecto tiene un potencial de 100.000 puestos de trabajo, si logra mantenerse en el tiempo. Los motivos de la cercanía del gobierno de Maduro con la industria del juego son al menos tres. En primer lugar, la perspectiva rígida del partido se ha flexibilizado al considerar los numerosos cambios en el sector de las apuestas, que hoy en día cuidan integralmente de la salud de los usuarios y tienen estándares de seguridad mucho más firmes que en el pasado.

Además, el Partido Socialista de Venezuela toma esta iniciativa en respuesta al reclamo social. A pesar de la veda de 10 años, las apuestas no se han erradicado de la idiosincrasia popular, y los venezolanos piden establecimientos legales y seguros donde llevar a cabo la práctica. Finalmente, las numerosas sanciones y bloqueos que sufre el país, en especial gestionadas por los Estados Unidos, lo han sumido en una situación económica crítica. Con la legalización del juego, el gobierno buscará una reactivación tanto a través de los puestos de trabajo como mediante las recaudaciones impositivas.

La antesala de las medidas

Estas decisiones del Poder Ejecutivo venezolano no son repentinas ni asombran a los allegados al gobierno. Por el contrario, está integradas en un plan que ha comenzado al menos en 2018, con el lanzamiento de una criptomoneda oficial orientada a las apuestas y la inversión. Esta divisa se llama Petro, y su implementación a tenido algunas deficiencias y altibajos.

En el 2020, Maduro también anunció la reapertura de uno de los establecimientos de apuestas más tradicionales de Venezuela. Se trata del Hotel Humboldt, reinaugurado en 2018. Es un edificio de arquitectura vanguardista que recibe visitas de turistas internacionales todo el año. Está ubicado en el Cerro Ávila de Caracas.

La particularidad del casino es que solo se puede apostar en Petro, es decir, la criptomoneda estatal. Con esto, el gobierno busca atraer divisas, puesto que el país afronta un serio déficit monetario y fiscal. Todas las monedas del mundo pueden ser canjeadas en el establecimiento por Petros venezolanos.

El sector más crítico de la oposición señala que el programa de reactivación del juego parece más diseñado para los extranjeros que para los propios locales. De hecho, esta tendencia parece replicarse en muchos países de América del Sur y Central, donde los casinos ofician de divertimento para los turistas internacionales en resorts de lujo, mientras que la población no suele tener acceso a esas instancias.

Las consecuencias de la reactivación

A partir de esta flexibilización del gobierno venezolano, se abren todo tipo de puertas para la industria del juego. Los actores internacionales pueden comenzar a acercarse a las instituciones públicas del país en busca de licencias para operar en el territorio. Esto es válido en especial para las plataformas de juego en línea, que son muy requeridas por los venezolanos pero hasta el momento han contado con el desdén de las autoridades.

De hecho, la reapertura de los casinos en Venezuela coincide con una aceptación general en América Latina de la industria del juego. Argentina, por ejemplo, ya ha reglamentado la actividad de los operadores en línea a través de sus gobiernos provinciales. En Chile, donde los casinos de tierra funcionan muy bien, se están dando los primeros pasos para la implementación de las plataformas online. Ambos países tienen gobiernos ligeramente afines con el de Nicolás Maduro. En Brasil, donde probablemente sea reelecto Inácio Lula da Silva, se espera que el rubro quede legislado durante el 2022.

Además, con el funcionamiento de los casinos y el rol de la criptomoneda oficial, Nicolás Maduro intentará seducir a un estrato de la población venezolana que en los últimos tiempos se ha enriquecido mediante la especulación financiera y el cambio de divisas. Este sector puede representar una fuente de inversiones que mejoraría las condiciones tanto del sector turístico como de el área de los casinos de tierra.

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