La IA, ¿aliada o enemiga de la sociedad?

La inteligencia artificial es una tecnología en constante evolución, que ofrece grandes oportunidades y plantea importantes desafíos en su integración con la humanidad. Para afrontar estos problemas, se requiere una regulación adecuada que garantice el uso ético, seguro y responsable de la IA, y que proteja los intereses y los derechos de la sociedad.

Silueta encapuchada de la que salen hileras de ceros y unos.

La Inteligencia Artificial, ¿aliada o enemiga de la sociedad? ©Gerd Altmann/Pixabay

El riesgo de la manipulación digital

La IA es una tecnología que tiene un enorme potencial y que está transformando el mundo del siglo XXI. Sus aplicaciones son múltiples y variadas, desde el reconocimiento facial hasta la conducción autónoma, pasando por la medicina, la educación o el entretenimiento.

Sin embargo, esta tecnología también tiene un lado oscuro que puede suponer una amenaza para la sociedad si no se usa con responsabilidad y precaución. Uno de los peligros más evidentes de la IA es el de la manipulación digital.

Gracias a la inteligencia artificial, es posible generar contenidos falsos o alterados con una calidad y realismo cada vez mayores, lo que puede inducir a engaño o confusión a los receptores.

Por ejemplo, los llamados deepfakes son vídeos o audios que sustituyen el rostro o la voz de una persona por otra, creando situaciones ficticias que pueden dañar la reputación, la privacidad o la seguridad de los implicados.

Otro ejemplo son los textos generativos, aquellos creados por algoritmos de IA a partir de una palabra o frase inicial, y que pueden imitar el estilo o el contenido de cualquier fuente, desde un periódico hasta un libro o un tuit.

Estos contenidos falsos o alterados pueden tener fines maliciosos, como la desinformación, la propaganda, el fraude, el ciberacoso o la extorsión. Además, pueden erosionar la confianza en las fuentes de información veraces y fiables, y dificultar la distinción entre lo real y lo artificial.

Por ello, es necesario desarrollar mecanismos de detección y verificación de estos contenidos, así como educar a los ciudadanos en el uso crítico y responsable de la información digital.

El desafío de la supervisión humana

Otro de los peligros de la IA es el de la pérdida de control o supervisión humana sobre los sistemas o procesos automatizados. Esta tecnología puede actuar de forma autónoma o semi-autónoma, lo que implica que puede tomar decisiones o realizar acciones sin la intervención o el consentimiento de los humanos.

Esto puede generar problemas éticos, legales o de seguridad, especialmente si la IA no respeta los valores, los derechos o las normas de la sociedad. Por ejemplo, puede ser utilizada para fines bélicos, como para el desarrollo de armas o drones autónomos que puedan atacar o matar sin autorización.

Por ello, es necesario establecer mecanismos de supervisión y transparencia de este novedoso sistema, así como garantizar el respeto a los principios éticos y los derechos humanos. Además, es fundamental fomentar la colaboración y la complementariedad entre la IA y la sociedad, aprovechando las fortalezas y compensando las debilidades de ambos.

La oportunidad de la regulación adecuada

La regulación de la IA debe ser flexible y adaptable a los cambios y avances de la propia tecnología, así como a los diferentes contextos y sectores donde se aplica.

Además, debe ser participativa y consensuada, involucrando a todos los actores relevantes, como los gobiernos, las empresas, los expertos, las organizaciones sociales y los ciudadanos. También, debe ser armonizada y coordinada a nivel internacional, para evitar la fragmentación o la competencia desleal entre países o regiones.

La ordenación de la IA es una oportunidad para asegurar que esta tecnología sea una aliada y no una enemiga de la humanidad, y que contribuya al bien común y al desarrollo sostenible. Para ello, es necesario que se rija por los valores de la democracia, la justicia, la solidaridad y la dignidad humana.

Algunos ejemplos de la IA en acción

Para ilustrar el potencial y los riesgos de la inteligencia artificial, se pueden mencionar algunos ejemplos de proyectos o iniciativas que la utilizan en diversos ámbitos. Algunos de ellos son:

  • ChatGPT, un sistema de IA que genera textos conversacionales a partir de un tema o una pregunta, y que puede simular el tono o el humor de diferentes personalidades, como celebridades o políticos.
    Este sistema puede ser usado para fines educativos, de entretenimiento o de investigación, pero también para crear contenidos falsos o engañosos, como noticias, discursos o entrevistas.
  • OpenAI Codex, sistema que genera código informático a partir de una descripción en lenguaje natural, y que puede resolver problemas o crear aplicaciones de forma automática.
    Esta herramienta puede ser usada para facilitar el desarrollo de un software, la innovación o la educación, pero también para crear malware, virus o ataques cibernéticos.
  • DeepMind AlphaFold, un sistema con inteligencia artificial que predice la estructura tridimensional de las proteínas a partir de su secuencia de aminoácidos, y que puede acelerar el descubrimiento de nuevos fármacos o tratamientos.
    Este sistema está siendo utilizado para mejorar la salud, la biotecnología o la ciencia, pero un mal uso puede dar lugar a armas biológicas, agentes patógenos o mutaciones genéticas.
  • Los casinos online, un sector que utiliza la IA para mejorar la experiencia de los usuarios, ofrecer juegos más atractivos y personalizados, y optimizar la gestión y la seguridad de las plataformas.
    La IA puede ser usada para analizar el comportamiento y las preferencias de los jugadores o prevenir la ludopatía. Sin embargo, la inteligencia artificial en este sector, también puede ser usada para manipular o engañar a los usuarios, inducirlos a apostar más de lo debido, o vulnerar su privacidad o derechos.

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