¿Para cuándo la regulación de las cajas de botín y los juegos play-to-earn?

A través del Ministerio de Consumo el gobierno lleva algún tiempo planteándose la regulación de las cajas de botín o recompensa presentes en muchos videojuegos consumidos, sobre todo, por la gente más joven. Aunque no sean considerados juegos de azar, las cajas de botín presentan características similares que podrían causar comportamientos de juego problemático. Ahora, una nueva modalidad de ocio igualmente controvertida se suma a la discusión: ¿qué hacer con los juegos conocidos como play to earn (P2E)?

NFT con criptoactivos.

Los juegos nft o pay-to-earn están en el punto de mira del Ministerio de Consumo que está decido a que la regulación de las cajas de botín no pase de este año. ©Tezos/Unsplash

Los tókenes criptográficos no fungibles o NFTs están cambiando la faz de internet y nuestras transacciones digitales. Hoy afectan ya al mundo del arte, al del comercio inmueble, a los contratos legales de diversa índole y, también, al mundo del juego que no ha tardado en darse cuenta de todas las ventajas que ofrece la tecnología de la cadena de bloques.

¿Qué son los juegos play to earn?

Los juegos play to earn (P2E) suponen un desarrollo en la manera convencional de experimentar los juegos por internet. Aunque la premisa siempre ha sido jugar por diversión, las compañías comenzaron a crear formas de monetizar el entretenimiento que se ofrecía de forma gratuita. Los casinos sociales llevan tiempo experimentando con estas estrategias y los mismos desarrolladores de software prueban de esta forma nuevos juegos que luego ponen a disposición de los casinos por dinero real online.

Las loot boxes o cajas de botín o de recompensa que de cuando en cuando son noticia en los medios y redes sociales, se basan en el principio de monetizar el entretenimiento. Se trata de una forma de pay to win, es decir, si quieres que tu personaje o equipo tenga éxito en el juego deberás invertir coins virtuales o reales. Gloria a costa del bolsillo.

Pero muchos jugadores alzaron su voz en las redes sociales. Cómo es posible que las compañías desarrolladoras ganen millones de dólares por juegos que, a decir verdad, existen gracias al tiempo que en ellos invierten los jugadores. Así nacen los juegos nft y el concepto de play to earn. No solo la diversión es importante, sino también el rendimiento monetario que se le saca al juego.

CryptoKitties fue el juego más popular en iniciar la moda. Desarrollado por Axiom Zen, el juego que hace uso de la cadena de bloques de Ethereum permite comprar, vender y criar tokens en la forma de criptogatitos únicos. Alguno de estos kitties digitales se han vendido por miles de dólares. Puede parecer una locura, pero el principio económico básico es relativamente simple. Estos tokens no tienen valor por sí mismos, pero funcionan como depósito del valor, el que uno ha pagado por su adquisición. Como cualquier otro bien sujeto a la especulación su valor puede fluctuar, y los riesgos son grandes. Pero también pueden generar un buen pellizco. Uno solo debe tener fe en el mercado.

Aún es pronto para saber si los tókenes no fungibles deberían hoy unirse a la tradicional lista de bienes en los que vale la pena invertir, y no nos referimos a los bonos del estado cuya rentabilidad es más bien nula. Plata, vino, arte y oro (SWAG: Silver, Wine, Art, Gold) han ocupado tradicionalmente la cartera de los mejores hedge funds.

Pero al igual que pasa con las apps de trading en criptoactivos cuya presencia en internet ha crecido desmesuradamente y cuya publicidad la Comisión Nacional del Mercado de Valores se ha decidido a regular, la moda de los juegos nft ha llamado la atención de los responsables de consumo que están ahora estudiando la posibilidad de una regulación.

Regulación de los juegos nft y las cajas de botín

La regulación de las loot boxes está encima de la mesa. Dentro del programa de juego responsable y la reforma de la ley del juego que el Ministerio de Consumo tiene en la agenda de este año, las cajas de recompensa pasarán a ser consideradas juegos de azar, o esa es la idea en principio, aunque se está demostrando más complicada de lo que podría parecer.

En noviembre pasado el director general de Ordenación del Juego (DGOJ), Mikel Arana, señalaba que se habrían identificado hasta cuatro tipos de cajas de botín, pero solo aquellas en las que el premio es convertible en dinero real podrían ser caracterizadas como juego de azar y ser reguladas de acuerdo con ley vigente. Pero en muchas cajas de botín los premios no tienen valor económico real, sino que consisten en recompensas que solo pueden ser empleadas en el juego, ya sea que abrir una de estas cajas cueste dinero real o coins virtuales.

Lo que la DGOJ se está planteando regular es el mecanismo de recompensa de las cajas que considera que comparten los mismos principios que los juegos de azar: incentivar el juego a través de la promesa de una recompensa que se cumple o no. El azar es intrínseco a las cajas de botín.

Nuevos fenómenos están, sin embargo, llamando la atención de las autoridades; Consumo dice estar observando detenidamente su desarrollo. Fenómenos que podrían acabar con las loot boxes como las entendemos hoy. Se trata del fenómeno de los juegos nft o pay to earn. El botín no se lograría gracias a una inversión previa, sino que lo que sería recompensado es el tiempo que uno ocupa en desarrollar un activo digital en el juego y que, además, es de tu propiedad. Y para que esto sea posible han llegado los tókenes criptográficos no fungibles.

Imagina que uno lleva desarrollando un personaje en el videojuego favorito gracias a una constante inversión en cajas de botín. No obstante, la empresa desarrolladora puede hacer lo que quiera con tu personaje. Pero si tú eres dueño del personaje que has cuidado y mimado durante tanto tiempo, podrás sacarle rentabilidad al poder cambiarlo o venderlo como token. La lógica es sencilla: consiste en fidelizar, aún más, a los jugadores a los que se les promete una recompensa, el valor del token.

¿Una forma encubierta de trabajo precario? Quizás. Un bloguero afirmaba: juego para no trabajar, si el juego es un trabajo no juego. Así de simple.

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