Michael Carroll: el millonario de la lotería que lo perdió todo

Cuando se embolsó cerca de 13 mill. de euros gracias a la lotería con tan solo 19 años, Michael Carroll trabajaba como recolector de basura a tiempo parcial en el condado de Norfolk, en la región de Anglia Oriental. 8 años después se encontraba en bancarrota después de haber acaparado las portadas de la prensa sensacionalista británica por sus excesos. Para este "chav" o poligonero británico haberse convertido en millonario de la noche a la mañana fue una auténtica ruina. Te contamos su historia.
Billete de lotería con jackpot.
Publicado el: 13 OCT 2022

Ganar la lotería: un sueño para muchos

Aquel día de noviembre de 2002 el boleto de lotería que Michael Carroll portaba, un recolector de basura nacido en la pequeña localidad de Swaffham en el condado de Norfolk, al este del país, era literalmente una bendición.

Cuando los 6 números del sorteo de la National Lottery fueron saliendo, uno detrás del otro iluminó el rostro del bueno de Carroll. Fue el único ganador aquella tarde, lo que le reportó de golpe casi 13 millones de euros. Para un tipo nacido en el seno de la deprimida clase trabajadora británica, es decir, un chav o poligonero como se llaman por estos lares a los jóvenes de clase baja sin recursos, un poco perdidos y mal educados, este era un sueño hecho realidad. Pero ¿qué hacer con tanto dinero? La bendición pronto se convirtió en todo lo contrario.

Las andanzas de un multimillonario errante

Michael Carroll responde perfectamente al cliché del chav tan bien retratado por el columnista Owen Jones en su libro Chavs: la demonización de la clase obrera. Estos jóvenes de clase baja, normalmente desempleados o con salarios muy bajos, constituyen una subcultura que ha sido frecuentemente ridiculizada por los medios. Aunque con pocos recursos, suelen mostrar un estilo opulento con gustos bien definidos, asociados a un interés por aparentar y subir lo más rápidamente posible en el escalafón social. Siguiendo esta tónica Michael Carroll pronto se ganó el apodo de el patán de la lotería.

Cuentan que llegó a cobrar su boleto ganador portando un dispositivo de vigilancia electrónica. Había sido aprendido por robo y en la prisión de Hollesley Bay en Suffolk aprendió a leer y a escribir. Ni siquiera tenía una cuenta bancaria en la que depositar los millones ganados y, aunque le había sido recomendado por la propia lotería nacional, el reputado Coutts & Company, un banco privado especializado en supervisar fortunas millonarias, le negó su solicitud debido a sus antecedentes penales.

Los deseos de este joven sin futuro pronto se hicieron realidad. Se compró una mansión en el pueblo a la que le fue añadiendo una piscina y un jacuzzi, un terreno de más de 12.000 m2 que transformó en una pista de carreras y su estilo de vida comenzó a llenarse de lujos, excesos… y malas compañías también. Cuando se asciende al cielo tan rápido la caída suele ser bien dolorosa después.

A los seis meses su mujer con su hija pequeña lo abandonó, y sus excentricidades fueron en aumento, lo que lo convirtió en presa fácil de la prensa sensacionalista. A este respecto, Michael Carroll ha culpado en más de una ocasión a la prensa de haber construido una imagen de él como un vándalo y un pendenciero. Aunque su comportamiento fue ciertamente errático, propio de quien no sabe qué hacer con tanto dinero.

El ayuntamiento llegó a abrir una línea telefónica directa en la que los vecinos podían denunciar las trifulcas de Carroll, que fueron muchas. En 2005 fue arrestado por comportamiento antisocial después de haber sido encontrado borracho lanzando bolas de metal desde su Mercedes, con el resultado de haber roto las lunas de 32 coches y escaparates. Las reyertas publicas también estuvieron a la orden del día. Algunos años después confesó que se gastaba unas 2.000 libras al día en crack, la forma de cocaína más adictiva, algo más de 2.200 euros.

A pesar de la generosidad que demostró con su familia: a su madre, su tía y a su hermana les dejó 1 millión de libras a cada una, fue dilapidando su fortuna en fiestas, drogas, sexo y coches. Los chantajes y amenazas tampoco tardaron en llegar. Denunció en 2004 que le habían robado joyas por valor de 100.000 libras, casi 112.000 euros al cambio, que se apresuró a reemplazar al día siguiente. En otro incidente, 5 de los rottweilers que tenía guardando su mansión aparecieron degollados. Michael Carroll declaró que tuvo que pagar casi 150.000 euros a chantajistas para proteger a su familia que había sido amenazada. Ahora ya no eres tan grande, ¿no?, Mr. Carroll, le habrían dicho los extorsionistas mientras le apuntaban con armas de fuego. Cuando fue arrestado en 2006 y enviado a la cárcel durante 9 meses por estar involucrado en una reyerta pública, el tribunal destacó sus 42 ofensas registradas.

Para el 2010 quiso volver a su antiguo empleo de recolector de basura habiendo dilapidado toda su fortuna. Aunque no mostró señales de arrepentimiento. Perder los millones ganados fue lo mejor que le ha pasado. “Me hará aterrizar de nuevo en la realidad después de la montaña rusa en la que he estado montado durante los últimos ocho años”, declaró en una entrevista con la BBC.

No es oro todo lo que reluce

La vida de Michael Carroll muestra que lograr el jackpot puede convertirse en una maldición si no has aprendido a administrar tales sumas de dinero. Si bien muchos soñamos con ganar algún día la lotería, y la expresión te ha tocado el gordo se ha afianzado entre nosotros para significar cualquier golpe de suerte, la fortuna puede ser muy mala compañera. Además de querer consumir lo más rápido posible todo aquello que ambicionamos: casas, coches, vacaciones de lujo, entre otras cosas, son muchos los falsos amigos que están esperando a desvalijarte lo antes posible.

Después de haberse trasladado a Escocia para estar más cerca de su hija, el mismo Michael Carroll le recomendó a una pareja a la que le había tocado la lotería desaparecer lo antes posible. Ya lo sabes, en verdad no es oro todo lo que reluce.

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