Tailandia se prepara para legalizar el juego de azar

El país asiático, que actualmente prohíbe el juego, debate una propuesta para regular esta actividad y otorgar licencias para casinos en varias zonas del territorio. El objetivo de esta legalización es generar ingresos fiscales y atraer a los turistas chinos. La propuesta también pretende reducir el juego ilegal y clandestino.

Edificios luminosos y dos tuk-tuk en una calle de la ciudad de Bangkok (Tailandia).

Tailandia se prepara para legalizar el juego de azar y otorgar licencias para los casinos. ©Florian Wehde/Unsplash

Una oportunidad de oro para el sector del juego en Asia

Tailandia, uno de los destinos turísticos más populares del mundo, podría convertirse pronto en un paraíso para los amantes del juego de azar. El país asiático, que actualmente prohíbe el juego, está analizando una propuesta para legalizar esta actividad y conceder licencias para casinos en varias áreas del país. El objetivo es generar ingresos fiscales y atraer a los visitantes chinos, que son el principal mercado emisor de turistas.

El juego está prohibido en Tailandia desde los años 30, pero se practica de forma ilegal y clandestina. Según estimaciones, los tailandeses gastan unos 10.000 millones de dólares al año en apuestas ilegales, principalmente en loterías, en carreras de caballos y en partidos de fútbol. Además, muchos viajan a países vecinos como Camboya, Laos o Myanmar, donde hay casinos legales cerca de la frontera.

La propuesta para regular el juego en Tailandia surge de una comisión parlamentaria formada por 60 diputados, que ha elaborado un libro verde con las condiciones y requisitos para abrir casinos en el país. Según este documento, se permitiría el juego en ocho áreas distintas, como índices bursátiles, competiciones deportivas o juegos de cartas. Los jugadores tailandeses tendrían que demostrar que tienen más de 12.000 euros en su cuenta bancaria para poder acceder a los casinos.

La idea es ubicar estos establecimientos en zonas fronterizas o cerca de aeropuertos, para facilitar el acceso de los turistas extranjeros y evitar el impacto social negativo del juego en las ciudades. Se barajan cinco posibles ubicaciones: Bangkok, Pattaya, Phuket, Chiang Mai y Udon Thani. Se prevé que la tasa impositiva sobre el juego sea del 30%, lo que podría generar unos 2.800 millones de dólares al año al gobierno.

El interés de las grandes empresas del sector

La posibilidad de que Tailandia legalice el juego ha despertado el interés de las grandes empresas del sector, especialmente las estadounidenses y las chinas. Algunas de ellas, como MGM Resorts y Las Vegas Sands, de Estados Unidos, y Galaxy, de Hong Kong, ya han establecido oficinas locales en Tailandia para prepararse para la eventual apertura del mercado.

Estas empresas ven en Tailandia un enorme potencial, debido a su proximidad geográfica y cultural con China, el mayor mercado mundial de juego. El gigante rojo tiene prohibido el juego en su territorio continental, pero lo permite en Macao, una región administrativa especial que se ha convertido en el mayor centro mundial de casinos. Sin embargo, esta ciudad ha sufrido un declive en los últimos años debido a la pandemia del coronavirus y a las restricciones impuestas por el gobierno chino para frenar el lavado de dinero y la corrupción.

Por eso, muchas empresas buscan alternativas para diversificar sus negocios y captar a los jugadores asiáticos que buscan nuevas experiencias. Tailandia ofrece una ventaja competitiva frente a otros países de su continente que ya han legalizado el juego, como Singapur o Filipinas: su bajo coste de vida y su gran oferta turística y cultural.

Los obstáculos y las críticas al proyecto

Sin embargo, la legalización del juego en Tailandia no está exenta de obstáculos y críticas. Uno de ellos es la oposición del clero budista, que considera el juego como uno de los pecados capitales y una fuente de sufrimiento y adicción. Otro es la resistencia de algunos sectores políticos y sociales, que temen que el juego aumente el crimen organizado, la corrupción y la desigualdad.

Además, el proyecto tiene que superar varios trámites legales y administrativos antes de convertirse en realidad. Se espera que el libro verde sea presentado al Parlamento a finales de este año para su debate y votación. Si se aprueba, se tendría que elaborar una ley específica para regular el juego y crear una autoridad independiente para supervisar y controlar la actividad. Se calcula que el proceso podría durar entre dos y tres años.

Por lo tanto, todavía queda mucho camino por recorrer antes de que Tailandia abra las puertas a los casinos. Mientras tanto, los jugadores tendrán que seguir apostando en la sombra o cruzando la frontera. Y los empresarios del sector, esperando una oportunidad de oro. No obstante, Tailandia no es el único país asiático que se plantea regular el juego en línea. Filipinas, que ya tiene una amplia oferta de casinos físicos, ha anunciado que lanzará su propia plataforma de juego online en 2024, siguiendo el ejemplo de otros países como Singapur o Malasia.

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