El calvo de la Lotería murió en 2024 y nadie se enteró hasta ahora
La Navidad española pierde uno de sus símbolos más icónicos: se confirma la muerte del calvo de la Lotería de Navidad, el actor británico Clive Arrindell. Su fallecimiento, ocurrido en 2024, ha salido a la luz ahora, más de un año después, conmocionando a millones de nostálgicos.
Clive Arrindell y la Lotería: un icono navideño

España despide al mítico calvo de la Lotería, icono navideño durante una década.
Durante más de siete años, Clive Arrindell trascendió la publicidad para convertirse en un auténtico mito cultural.
Con su gesto solemne y el soplo de polvos mágicos, logró transmitir la esencia de la Navidad española: ilusión, esperanza y la magia de compartir un décimo, un símbolo que marcó a toda una generación.
La muerte del calvo de la Lotería de Navidad se produjo en el verano de 2024, aunque la noticia no se conoció hasta noviembre de 2025, cuando un lotero de Murcia la hizo pública.
A la edad de 73 años, Clive Arrindell falleció discretamente, dejando un legado que va mucho más allá de los anuncios que lo hicieron famoso y que, aún hoy, sigue vivo en la memoria colectiva.
El impacto cultural y su trayectoria
La revelación provocó un auténtico terremoto emocional. En redes sociales, miles de usuarios compartieron recuerdos de infancia y juventud ligados a su figura.
Para muchos, Arrindell estaba asociado a momentos familiares: el ritual de comprar el décimo, la ilusión compartida en cenas y reuniones, y la esperanza de que la suerte podía llegar en cualquier instante.
Medios de comunicación y programas televisivos rescataron imágenes de sus campañas, recordando cómo la Lotería Nacional convirtió a este personaje en un fenómeno cultural. Incluso se reabrió el debate sobre por qué se decidió retirar al calvo en 2005, cuando todavía seguía siendo enormemente popular entre el público.
En este repaso, varios medios recordaron que, según la propia Wikipedia de Clive Arrindell, su trayectoria fue mucho más amplia que la publicidad: nacido en Trinidad y Tobago en 1950, formado en Londres y con experiencia en teatro clásico, su carrera internacional lo consolidó como un intérprete versátil.
En España, sin embargo, su nombre quedó indisolublemente ligado al papel de calvo de la Lotería de Navidad, un personaje que trascendió al actor y se convirtió en símbolo de la ilusión colectiva.
Clive Arrindell en The Crown
Después de protagonizar la campaña de la Lotería de Navidad, Clive Arrindell continuó trabajando en televisión y teatro. En España su imagen quedó para siempre asociada a los anuncios navideños, pero en Reino Unido mantuvo una carrera discreta y constante en distintas producciones audiovisuales.
En 2016 participó en la serie de Netflix The Crown, uno de sus últimos papeles televisivos de relevancia. Aunque breve, su aparición confirmó que seguía activo y conectado con proyectos de prestigio internacional, sorprendiendo a muchos espectadores españoles que lo reconocieron fuera del contexto de la Lotería.
Además de esta colaboración, Arrindell trabajó en otras producciones británicas de menor repercusión y nunca abandonó el teatro, disciplina en la que se había formado.
Su sólida preparación clásica le permitió adaptarse a distintos registros y consolidar una trayectoria que, aunque menos mediática tras los anuncios, reflejaba su versatilidad y compromiso como intérprete.
El legado del calvo de la Lotería
La figura del calvo de la Lotería demuestra cómo la publicidad puede trascender y convertirse en parte de la cultura popular. Sin pronunciar una sola palabra, su presencia silenciosa transmitía emoción y esperanza.
Hoy, su ausencia recuerda que la Navidad también puede teñirse de luto. Sin embargo, su imagen permanece en la memoria colectiva como recordatorio de que la magia de estas fechas no depende únicamente de los premios, sino de la ilusión compartida.
El impacto de su personaje fue tan grande que, incluso tras su retirada, muchos españoles reclamaban su regreso. La campaña de la Lotería ha intentado reinventarse con nuevos relatos, pero ninguno alcanzó la iconicidad lograda por Arrindell. Su legado confirma que un rostro puede convertirse en símbolo de toda una tradición.
Esa huella cultural explica por qué, dos décadas después de su despedida, su recuerdo sigue vivo en el imaginario popular y por qué su muerte ha reabierto un capítulo de nostalgia difícil de cerrar.
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